Conciertos oficiales Coproducido por Centro Nacional de Difusión Musical en colaboración con Villanos del Jazz
Hace ahora dieciséis años, un puñado de fieles asistían en la sala Siroco, en pase exclusivamente para prensa, al primer recital en Madrid de la cantante Madeleine Peyroux. Ya entonces llamaron a rebato, y ahora -después de haber visitado la ciudad en loor de multitudes en diferentes ocasiones- regresa la gran dama a la escena del Auditorio Nacional de Música.
Con Madeleine Peyroux los ghettos musicales desaparecen. Su voz, una de las más interesantes de entre cuantas la industria del disco muestra de veinticinco años acá, tiene una muy atractiva pátina antigua. Y, si las comparaciones con Billie Holiday y Bessie Smith, bien podrían ser exageradas, lo cierto es que es una gran cantante y tiene un estilo dúctil capaz de asumir, en diferentes tramos de su carrera, a autores tan diferentes como Serge Gainsbourg, Willie dixon, Tom Waits, Leonard Cohen o Johnny Mercer, por ejemplo.
Originaria de Athens, Georgia, Madeleine siempre ha declarado ser consciente de la dificultad que tiene el jazz para explicarse en algunos sectores. Ella, en cambio, tiene una fórmula magistral: utilizar siempre -aunque los estilos puedan ser muy diferentes- el hilo conductor de la gran tradición musical americana. De ahí vienen el blues y el jazz, que son en realidad el pop de décadas tan fecundas creativamente como las de los años 30 y 40.
No cuenta Madeleine con una voz de amplia tesitura, pero sus poderes están en la dicción, la persuasión, la sabia opción en cada instante. Desde la primera bocanada de aire, enamora. Sus recitados son caricias vocales cargadas de verdades musicales. A ello hay que añadir la frescura y la sencillez de sus puestas en escena, cálidas, intimista, cercanas. Otro de esos detalles que cualquiera puede pensar que sigue siendo aquel vicio incorregible ya de su etapa de artista callejera en París.
Y llega al escenario, y lo hace como un cierto archivo del arte jazzístico más reciente, del que ha sido testigo y protagonista. Una vez fue la voz que acompañó la guitarra de William Galison, y en su camino, más tarde, han estado tanto Toots Thielemans como Larry Goldings, Till Bronner y K.D. Lang. Pero hoy, Madeleine Peyroux, con una discografía que supera la decena de grabaciones, no es solo una cantante de música popular; es una jazzista de todos los tiempos.
Madeleine Peyroux - voz y guitarra
Andy Ezrin - teclados
Bill Moring - contrabajo
Graham Hawthorne - batería
Jon Herington - guitarra
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