Conciertos oficiales
Hay un momento en la vida de cualquier artista en el que, alcanzado el reconocimiento, pasa a convertirse, haga lo que haga, en objeto de veneración. A Dee Dee Bridgewater ese momento le llegó a finales del milenio. Adjetivos como colosal y arrollador se agolpan para definir el éxito de esta «vocalista/música» -como ella gusta de autodefinirse-, cuyos conciertos agotan el taquillaje.
En el origen, fue todo muy diferente sin embargo. En 1984, con motivo de la llegada a París de la comedia musical Sophisticated ladies de cuyo elenco formaba parte, decidió asentarse en esta ciudad durante un tiempo. La decisión escondía el deseo de encontrar un reconocimiento artístico que su país, Estados Unidos, le negaba desde que despegó profesionalmente en la orquesta de Thad Jones y Mel Lewis, formación en la que permaneció entre 1970 y 1974.
En París, tal como había hecho en Nueva York en la comedia musical The Wiz, decidió seguir interpretando en los escenarios y, entre 1986 y 1987, representó a Billie Holiday en la obra Lady Day. Todo iba bien; la itinerancia de esta función recalaría después en Londres y, posteriormente, en Hamburgo, y Dee Dee era consciente con ello de que estaba batiendo records de versatilidad interpretativa.
No obstante, la nostalgia de aquellos tiempos primeros en los que la cantante formó para Dizzy Gillespie, Dexter Gordon, Sonny Rollins, Pharoah Sanders, Cecil McBee o Max Roach (con quien, en 1973, protagonizó una reconstitución de la Freedom Now Suite), era tan profunda que, finalmente, decidió organizar su propio grupo de acompañamiento para participar en diferentes festivales europeos.
Para entonces, se había separado de su marido, el trompetista Cecil Bridgewater, y quedaban pocos años para que, en Estados Unidos, empezasen a apreciar sus discos. Una de estas grabaciones, un álbum homenaje a Horace Silver publicado en 1995, fue el detonante. Con él, la cantante protagonizó una exitosa gira por diferentes localizaciones estadounidenses, que la redescubrieron definitivamente para la audiencia de su país.
Dee Dee disfruta desde entonces de uno de los predicamentos de mayor resonancia en el panorama del jazz contemporáneo. Ahora nos visita con el proyecto We exist!, un recordatorio del impacto del activismo en el arte, visto a través de la creación de diferentes mujeres. Las canciones de protesta del repertorio de We exist! conectan el pasado y el presente, mostrando el camino que se ha recorrido y el que todavía queda por recorrer.
Dee Dee Bridgewater, bandleader/vocals
Carmen Staaf, musical director/piano
Rosa Brunello, bass
Evita Polidoro, drums
Si tienes entre 16 y 26 años, consigue con JOBO una entrada gratuita por persona y por cada espectáculo programado, según el aforo disponible de cada función, de martes a viernes (excluidos fines de semana y festivos).
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