Conciertos oficiales Villanos del Jazz
A cada encuentro se multiplica la admiración que la afición siente por el saxofonista Charles Lloyd. Su concierto en JAZZMADRID es otro de los hitos de esa tendencia programadora que, en el cartel -y de forma muy evidente-, rastrea y encuentra complicidades con la vanguardia.
Charles Lloyd, de Memphis, 87 años de edad cumplidos, comenzó su carrera en los circuitos del blues, al lado de Bobby Blue Bland y B.B. King, para luego emprender un itinerario que le llevó desde el hardbop hasta el vanguardismo de las postrimerías de los años 60 del siglo pasado.
1966 fue el año que saludó la creación de un cuarteto en el que, con él al frente, militaban también el pianista Keith Jarrett y el turbobaterista Jack DeJohnette. El grupo hizo giras de conciertos por todo el planeta, afianzando la condición de Lloyd como campeón del saxo tenor, hasta que -apesadumbrado por el fallecimiento de su madre- abandonó la escena, encontrando apoyo en el retiro espiritual que le brindó el Maharisishi Mahesh Yogi.
Más de una década transcurrió hasta que el piano de Michel Petrucciani le salvó de los descalabros religiosos vividos junto a Mike Love, un ex Beach Boy adepto -como él- a la Meditación Trascendental.
De entonces acá, la carrera de este filósofo del jazz no solo es impecable; también luce imparable. Es, sobre todo, un reconocido especialista en dejar en segundo plano la perfección técnica de las evidencias, para poner de relieve el sutil mundo de emociones que respiran los arreglos y las composiciones de sus últimos álbumes -grabados una parte de ellos junto a The Marvels-, todos, inequívocamente, espléndidos y marcados, en su gran mayoría, por una suerte de espiritualidad melódica
Y en sus grupos, sean quienes sean los músicos que los integren, el nivel de virtuosismo instrumental no desciende jamás. Esta vez, nos visita con el Sky Quartet, grupo que cuenta con la pianística del tejano Jason Moran, un músico que, hace años, ideó una confrontación entre el stride pianístico de los años 30 y las fórmulas más avanzadas del jazz; una síntesis que -por saber que lo que ha acontecido en el tiempo nunca es suficiente- viene a ser la quintaesencia del estado de cosas en que se encuentra el género en los últimos 40 años. Por los dedos de Jason Moran corren, agazapados, discretos y, sin embargo, intencionados, los impulsos rítmicos que proporcionan identidad al gran pandemónium de la música libre. Él reconoce influencias múltiples y complejas. Llegan, de hecho, hasta Afrika Bambaata y Robert Schumann.
Completan formación Larry Grenadier desde el contrabajo, y Kewku Sumbry en la batería. El primero forma con Lloyd desde la grabación de The water is wide, de 2000. Un trabajo el suyo que, desde el punto de vista de Lloyd, «es lo más parecido a un ancla robusta, que, paradójicamente, nos permite también elevarnos a todos». Más o menos como lo que hace Eric Harland, remitiendo desde 2002 -año de incorporación al círculo de Lloyd- a la labor de otro maestro en su instrumento: Billy Higgins. Gente toda con conciencia de que todo lo acontecido en el tiempo jamás es suficiente, porque eso es algo que sucedió ayer y hay que estar atentos al presente también.
Si tienes entre 16 y 26 años, consigue con JOBO una entrada gratuita por persona y por cada espectáculo programado, según el aforo disponible de cada función, de martes a viernes (excluidos fines de semana y festivos).
Más información en: www.teatrofernangomez.es/joboes