Eliane Elias

• Movilidad reducida
• Bucle magnético

La bossa nova es el samba vestido de jazz de la Costa Oeste estadounidense, una reformulación estética convertida en una de las corrientes llegadas desde Brasil con mayor pujanza en toda la música popular occidental, desde su difusión en los años 60 del siglo XX trascendido. Con Eliane Elias está garantizada la pervivencia de ese movimiento bossanovista, una escuela a la que dieron alas sobre todo Antonio Carlos Jobim y Joao Gilberto.

Elias, cuyo piano se estrenó profesionalmente, amenizando algunas giras de Toquinho y Vinicius de Moraes, es una de las artistas que mayor responsabilidad ha tenido en el inusitado interés que, hace algo más de un par de décadas, despierta el jazz latino entre la afición. Hija de una intérprete de piano clásico, con solo doce años de edad, esta artista ya se atrevía en su Sao Paulo natal con la interpretación de repertorios de Art Tatum, Bill Evans y Bud Powell. 

Hubo, sin embargo, de transcurrir el tiempo para que su intervención en la formación del grupo Steps Ahead le permitiese adquirir señas de identidad propias en los restrictivos círculos del jazz de los Estados Unidos. El estatus de estrella llegó poco después; fue gracias a aquel desahogo vital que supuso la grabación de «Eliane Elias plays Jobim», su álbum de debut.

Desde entonces, esta pianista, compositora y cantante  brasileña no ha cejado en el empeño de mantenerse en el plano supremo de la actividad creativa. Tan es así, que, en su quehacer, han confiado intérpretes de inspiración tan variada como Jack DeJohnette, Eddie Gómez, Michael Brecker, Peter Erskine o Herbie Hancock. Todos convienen en reconocerle a la artista una complejísima técnica pianística, a la par que son conscientes de que sus entregas como vocalista no son solo una manera de complementar la propuesta, sino que, muy al contrario, a menudo, alcanzan singular altura.

Hace algunos años que Eliane Elias se presenta con un grupo que incluye a Marc Johnson, contrabajista que fuera de absoluta confianza en los tríos últimos de los años 80 del pianista Bill Evans, y pareja afectiva de la cantante. Y, junto a ambos, completando formación, intérpretes de muy diferente catadura. El detalle, en este concierto, volverá a ser responsable de que -a través de diferentes éxitos de origen fonográfico disperso, y de otros incluidos en álbumes tan recientes como Mirror mirror y Quietude– la bossa-nova y el jazz estadounidense representen el punto de encuentro en un repertorio en extremo recogido, muy en la línea de lo que Eliane Elias ha mantenido siempre que fue el equivalente del cool estadounidense en Brasil.