Lady Blackbird

• Movilidad reducida
• Bucle magnético
• Mochila vibratoria

No sin acierto, Gilles Peterson describió una vez a esta cantante como la Grace Jones del jazz. Marley Munroe, su nombre real, nació en Nuevo México, Estados Unidos, hace 39 años, pero su principal ámbito de acción está centrado en el Reino Unido. Tal como parece que definiese esa tradición que especula acerca de los primeros pasos seguidos por muchas otras cantantes de soul, Lady Blackbird comenzó probando con la música de las iglesias, proceso que, en su caso, tuvo un protocolo natural, habida cuenta de que nació en el seno de una familia muy religiosa. 

A los doce años de edad firmó su primer contrato con una fonográfica cristiana de Nashville, y empezó a trabajar formando en el terceto DC Cal, un grupo de rap y rock. Descubrió pronto que, más que definir su estilo, el universo de la música cristiana era un impedimento para su evolución como artista, y pasó a independizarse. Realizó sesiones de grabación, en Nueva York y Los Angeles, para gente tan notable como Jimmy Jam, Sam Waters o Terry Lewis, y, en 2013, la discográfica Epic le editó un par de singles de pop-soul. La insatisfacción de Lady Blackbird volvió a reproducirse, porque Epic estaba más interesada en una deriva hacia el rhythm & blues para su música, y no hacia estilos más comprometidos y de evidente escoramiento reivindicativo para el pueblo negro.

Tendría que llegar 2020 para que la cantante finalizase su contrato con Epic, y todo cambiase cuando comenzó a trabajar con Chris Seefried. La identificación con los planteamientos estéticos definidos por este productor fue inmediata. Experimentaron con diferentes baladas de jazz, pero fue su versión del clásico de Nina Simone, Blackbird, la que sacó a Lady Blackbird del anonimato. La publicación del single coincidió, además, con el nacimiento del movimiento Black Lives Matter, así que la atención de la crítica no se hizo esperar. El detalle, por supuesto, ayudó a que el álbum de debut de la artista que siguió en 2021, Black acid soul, alcanzase el número 6 en las listas de ventas de discos en el Reino Unido.

Un posicionamiento del alma que, desde entonces, ha encontrado recompensa justa al esfuerzo. Lady Blackbird es una voz repleta de electricidad y poderosa, así como desprovista de afectación en los tramos más íntimos. Una voz que -no se sorprendan- aporta ecos de Etta James e, incluso, de Tina Turner. Todo ello le ha permitido alzarse con el importante premio International Jazz Act of the Year, promovido por los Jazz FM Awards. Un empaste de soul y jazz galáctico que, en Slang Spirituals, da la sensación de moverse también en la periferia de aquellos logros eléctricos de los grupos de Miles Davis en los años 70.