María Schneider & Clasijazz Big Band

Maria Schneider es una rara avis en la escena del jazz. Hace ahora treinta años, era una arreglista sofisticada e inteligente que comenzaba su carrera con buen pie al lado de Bob Brookmeyer y Gil Evans. No tardó en formar su propia orquesta, hacer los ensayos justos y, a imagen y semejanza de aquellos cantautores que en los años 60 revolucionaban el mundo en los bulliciosos cafés del Greenwich Village, iniciar una peregrinación por el famoso barrio neoyorquino que, pronto, le valió las atenciones de diferentes productores discográficos.

Desde la publicación de Evanescence, en 1994, hasta hoy, esta mujer ha estado pormenorizando el material del que están compuestas sus estimulantes ideas a través de otros tantos trabajos discográficos; Coming about, Allégresse, Concert in the garden, Sky blue, The Thompson Fields, Data Lords… Todos han confirmado a Maria Schneider como una digna prolongación del legado de otras dos colegas, Carla Bley y Toshiko Akiyoshi. Y, aunque en 2003 protagonizó una desnortada gira de conciertos al lado del brasileño Ivan Lins, no tardó en remontar cabeza emprendiendo nuevas aventuras de las que siempre ha sabido salir bien parada.

Esta vez vuelve a dirigir a la Clasijazz Big Band, una formación almeriense que sustentan algunos de los mejores músicos de nuestro panorama local. Rita Payés, Enrique Oliver, Irene Reig, Daahoud Salim, y, entre otros, el acordeonista invitado Philippe Thuriot. Casi una veintena de músicos en escena cuyo programa probablemente vaya a seguir en líneas generales el temario de un álbum que, con el título Decades, se publicaba recientemente, con el fin de celebrar el 30 aniversario de la carrera profesional de la directora de orquesta. Una grabación que, en palabras de la propia Maria Schneider, es «una verdadera carta de amor a todas las personas que han escuchado mi música a lo largo de los años, y a todos los fans que nos han apoyado en todo este tiempo».

En sus conciertos, Maria Schneider es la fuerza tranquila. En un mismo hatillo aúna las simbologías que encierran el jazz de autor y todas las corrientes innovadoras, puestas al servicio de lo anchuroso del fraseo que consigue con los exquisitos arreglos que concibe para sus composiciones, y abandonada al saber hacer de los músicos de la Clasijazz. Como en otras visitas anteriores, grandes ovaciones acogerán este estreno en JAZZMADRID, marcado por el asombro ante la singularidad de lo escuchado. Un concierto intransferible, para sibaritas del buen gusto, de una rotunda y profunda comunión emocional entre público y artista. Jazz en primera instancia.