Mike Stern Band

• Movilidad reducida
• Bucle magnético

Ya está aquí, de nuevo, la guitarra indómita de Mike Stern. La visita de este músico a un festival de jazz sigue teniendo la osadía de desplazar a segundo plano a cualquiera de las propuestas de rock que, a menudo, visitan nuestras escenas. El historial profesional de Stern está marcado por la investigación y el estudio de una línea de arreglos poderosa y valiente para sus creaciones. Jazz del que orada surcos lejos de los estereotipos. Música fogosa que busca, y encuentra, el hermanamiento con formas próximas a Jimi Hendrix, Pat Metheny y Jeff Beck. Una vitalidad electrizante en la que también prospera el blues.

Stern, que nació en la fría Boston hace 70 años, llegó a la banda del trompetista Miles Davis cuando solo contaba treinta de edad, y lo hizo además con su estilo ya perfectamente definido. Sin embargo, esta militancia al lado de Davis al inicio de la década de los 80, fue el doctorado que le convirtió en solista estrella. Antes había sido alumno de Pat Metheny en la Berklee School, y amigo de otro guitarrista con tanta inventiva como Bill Frisell. Su encaje profesional tuvo lugar en el territorio del jazz-rock, formando en los fornidos Blood, Sweat & Tears, o uniéndose a las bandas del bajista Jaco Pastorius o a las de Billy Cobham y David Sanborn, para acabar en los Steps Ahead y con los hermanos Michael y Randy Brecker. Un arranque de currículo lógico en un músico que, siendo niño, había desdeñado el piano, para optar por tocar la guitarra como B.B. King o Jimi Hendrix, sus dos héroes musicales. 

Stern ya se presentó en JAZZMADRID en 2019, ofreciendo en Fernán Gómez un concierto rotundo, de los que, en la conclusión, consiguen poner al público al completo en pie. En esta nueva convocatoria volverá, como entonces, a ponerse de manifiesto que sus comparecencias crean aficiones inmediatas al jazz. Y otra certeza añadida: en el concierto serán también muy disfrutables los achicharrantes estallidos de energía de los instrumentistas que, con el guitarrista, viajan en los últimos años: el baterista Dennis Chambers y el bajista eléctrico Jimmy Haslip, especialista este último en maravillosos y veloces soliloquios acalambrados. Y, arropando cada una de las iniciativas de estos profesionales, la sonoridad robusta, rotunda, de los teclados de Jeff Lorber.