JAZZMADRID 2024, la definitiva marca musical de la ciudad
Ha arrancado la temporada artística en nuestro país y, en Madrid, lo hace con la que ya se ha convertido en una cita imprescindible del otoño cultural. Llega la nueva edición de JAZZMADRID, traída en vuelo y nube por el Área de Cultura del Ayuntamiento de Madrid y con la colaboración de diferentes instituciones, públicas y privadas, que abren sus puertas a cuantas personas hoy se muestran interesadas en la amplia y rica cultura del jazz. Es la fiesta de la creación artística que, temporada tras temporada, se consolida con un amplio programa de actividades que nos acercan las propuestas de esta música que contiene en su interior muchas otras músicas, haciendo afortunada dejación de la vieja creencia que afirmaba que el jazz era demasiado complicado, música para el intelecto.
Hasta el próximo 30 de noviembre, y con algún estreno que ya tuvo lugar en pasados días de septiembre, se han organizado varias decenas de conciertos y actividades de las que el programa que acompaña estas notas ofrece completa, y cumplida, información. Cada una de estas propuestas tiene como destino diferentes escenarios de la ciudad, volviendo a hacer posible una de las mayores virtudes que, desde sus comienzos, siempre tuvo esta cita: la de haber sabido diversificar sus contenidos, trayendo con esta ampliación de geografías hasta su programación, lo mejor de cada casa. Teatro Fernán Gómez Centro Cultural de la Villa, CentroCentro, Teatros del Canal, Auditorio Nacional de Música, Centro de Cultura Contemporánea Condeduque, las salas Villanos del Jazz y La Riviera, o el Teatro Pavón, constituirán, entre otros emblemáticos lugares, el gran escenario de la nueva edición de JAZZMADRID.
Toda una ciudad al servicio del jazz, a través de una apretada batería de conciertos que destapan una verdad palmaria: ninguna otra música de entre las populares que no sea el jazz, dispone de tantas y excelentes fraternidades estéticas. A través de una fórmula, ya ensayada en años anteriores y basada en el eclecticismo estilístico, habrá una estrella para cada opción que se quiera ejercitar. Y, por encima de todas estas consideraciones, la más importante: la seguridad de que, cuando se habla de jazz, se elija a quien se elija, siempre se va a disfrutar de alguien cuyo bagaje artístico radica en hacer de la búsqueda permanente de lo inédito una regla de trabajo.
Jazz para todos los públicos
Habrá, por supuesto, jazz contemporáneo y aventurero, habrá blues también y habrá igualmente figuras consagradas y de mucho brillo. Y, junto a todas ellas, una oferta de propuestas locales que, debido a su carácter polícromo, multicolor, informa de que ya no se puede dudar que el jazz elaborado entre nosotros es un acontecimiento cultural de importancia. Y con el mérito añadido de que hay una nueva generación de intérpretes que ha crecido y se ha cultivado a la sombra de las sucesivas ediciones de JAZZMADRID. A ese lugar se ha llegado con esta muestra internacional que cada otoño se celebra en Madrid. Un encuentro que, no obstante, pasa el tiempo y sigue teniendo una doctrina benéfica que lo identifica: en su lista también se incluyen creadores nuevos que, de otro modo, difícilmente entrarían en los circuitos. Por ello, al programa asoman nombres de diferentes formaciones procedentes de conservatorios y escuelas de Madrid, y, aún, artistas que entidades como la Asociación de Intérpretes y Ejecutantes eligieron este año para formar parte de su programa AIE Jazz en Ruta.
Mejor, en cualquier caso, es ordenar someramente la información y comenzar explicando todo a partir de la descripción de lo que contendrán los extremos del calendario de JAZZMADRID. De ese modo, apreciaremos mejor el grueso del programa; esto es: lo que habrá entre ambas jornadas de apertura y cierre. Las actividades arrancan el 13 de septiembre con un concierto de la CMQ Big Band, rindiendo justo homenaje a la leyenda de la música tradicional cubana Benny Moré, y concluyen el 30 de noviembre con dos convocatorias muy especiales. La primera es la presentación del pianista sudafricano Nduduzo Makhatini;un músico que, por apostar por la respiración libre de sus composiciones, ya es una de las grandes esperanzas de la fonográfica que publica sus discos: la mítica Blue Note. Un poco después la cantante madrileña Dora saldrá a escena para expresarse con idéntica voluntad a la del festival que la acoge: voracidad por expresar la veracidad. Y todo con un original envoltorio sonoro que mixtura música de garaje, electrónica y bolero, un estilo este último que, a menudo, queda incluido en el epígrafe de jazz latino, donde también tienen cabida las músicas populares de Brasil y, por supuesto, todas las procedentes de la geografía afrocaribeña.
Sorpresas latinas
En este apartado, interesa saber que JAZZMADRID incluye varias secuelas de aquel superlativo legado que supuso la complicidad surgida entre Dizzy Gillespie y el cubano Chano Pozo en los años 40 del siglo XX trascendido. Y, tal como decíamos, lo hace a través de la coloración caribeña, brasileña igualmente, y, por añadidura, la de otros lugares de América del Sur. En este capítulo se encuentran los conciertos de los cubanos Gastón Joya, Román Filiú, Maykel Blanco, los pianistas Ernán López Nussa y Roberto Fonseca, Yuley Díaz, el quinteto de trombones de Demetrio Muñoz, y las parejas formadas por Ariel Brínguez e Iván “Melón” Lewis, y las contrabajistas Pía Tedesco y Lila Horovitz, estas dos últimas originarias de Argentina. De Colombia llega el preparado sonoro de salsa, cumbia y vallenato de los Meridian Brothers, y, de Brasil, los conciertos de Munir Hossn, Rogê y de Eliane Elias, pianista y cantante cada vez más comprometida con la música popular de la tierra propia. Su viaje ahora, en el disco que presenta, Quietude, va de Jobim a Dorival Caymmi, sin olvidar a Geraldo Pereira o Haroldo Barbosa, entre otros grandes señuelos.
Las voces de la voz
En JAZZMADRID somos muy conscientes de que, a través de los blues, las canciones de trabajo y los espirituales, el recurso de las voces llegó a la música afroamericana mucho antes de que ésta fuese reconocida con el nombre de jazz. Por todo ello, la expresividad vocal a la que ahora, en estas líneas, hemos dado título de un disco de Fátima Miranda, quedará en el cartel también al cuidado de formas tan sugerentes como las de José James, Vinicio Capossela desde Italia, J Noa desde Santo Domingo, la guatemalteca Gaby Moreno y dos cantautoras nacidas y crecidas en Cataluña como Láu Noah y Judith Nedderman. Y el listado prosigue, haciendo evidente que en el jazz que se canta la desproporción entre mujeres y hombres, en favor de las primeras, es grande en estos momentos. Ellas son, de hecho, la flor del frondoso jardín jazzístico de las voces. Tan es así que, en este apartado, todo ha cambiado. Otros tiempos, otras pautas. Lizz Wright,, Robin McKelle, Judith Hill, Dora… tan distintas todas y, sin embargo, de idéntica pasión; vibrando al unísono con sensibilidades, ritmos y sintonías de lo más simétrico. Y, por supuesto, al margen de lo que, en estricta puridad terminológica, conocemos como jazz, la diva del revival rockabilly Imelda May. Si lo quieren, incluimos a Imelda en el apartado «No Solo Jazz», con niveles de ventas discográficas que la equiparan con divas del pop como Sheryll Crow o Björk, ambas, por cierto, con algún que otro proyecto jazzístico registrado.
Quizás sean jazzistas diferentes para una nueva época y será el paso del tiempo el que aclare semejante enigma. Sin embargo, cualquier persona con afición bien puede reconocer en ellas una excelente puerta de entrada, para quien se asome desde la sensibilidad de hoy a la fascinante cosmogonía musical de cabezas de cartel de JAZZMADRID como Dee Dee Bridgewater o Lady Blackbird. La primera se lleva de calle a cualquier amante de la tradición del jazz vocal. Lady Blackbird, por su parte, es, entre otras cosas, la sensación que, en estos momentos, despunta en el más reciente soul-jazz. Y, poniendo una nota identitaria en el jazz que interpreta, estará la lituana Viktorija Pilatovic. Finalmente, sobrevolando los estilos más clásicos, estará la estadounidense Sarah McKenzie, que además dobla actividad en el piano con idéntica habilidad a la que Lakecia Benjamin, Carmen Vela, Lucía Rey o Melissa Aldana muestran con otro instrumento de metal: el saxo.
La fiesta en Fernán Gómez de Paquito D’Rivera
La interpretación del saxo es en el jazz siempre muy espectacular, y por eso también han sido convocados en la programación Donny McCaslin, el trío Tapestry de Joe Lovano, Román Filiú, Shabaka Hutchings, Gustavo Díaz, los Saxos del Averno, Andreas Prittwitz y el grupo del decano del saxo alto Paquito D’Rivera, el mismo que, en 1967, surgió de ese semillero cubano que fue la formación Irakere. Este habanero saxual volverá a ofrecer lo que la afición más desea de él: su visión completa de la cultura musical cubana, abarcando desde el jazz al son y los sones de santería. Paquito clausurará los conciertos del Fernán Gómez; un auditorio en el que, antes, estarán presentes igualmente estrellas del calibre del contrabajista Christian McBride, que tiene previsto homenajear a su maestro Ray Brown; el trío del pianista Cyrus Chesnut, los guitarristas John Scofield, Kurt Rosenwinkel y nuestro Tomatito, que presenta, en dúo con el pianista dominicano Michel Camilo, su nuevo álbum Spain forever again, y la arreglista y compositora Maria Schneider, un caso maravillosamente anómalo en un mundo que, como el de las directoras de orquesta, apenas lista unos pocos nombres: los de las veteranas Toshiko Akiyoshi, y la ya desaparecida Carla Bley.
De vanguardias y world jazz
Otro de los nuestros, procedente de esa gran casa del jazz que recoge influencias de cualquier parte del mundo, es el británico Dave Holland. Este histórico del contrabajo llega a JAZZMADRID acompañado por el saxofonista tenor Chris Potter y el percusionista indio Zakir Hussain, bien conocido este último por haber formado en Shakti y en el proyecto Sangam, de Charles Lloyd. Jazz el de este trío llamado Crosscurrents, que asienta las bases de su espectáculo en la experimentación y el rastreo de nuevas formas, en una medida muy parecida a la que exhibirá en su concierto el grupo del trompetista alemán Markus Stockhausen, hijo del muy recordado compositor de música contemporánea Karlheinz Stockhausen.
El jazz, una música que a fin de cuentas sigue teniendo como asignatura pendiente instalarse con sus formas en todos y cada uno de los países del mundo, sigue así vistiendo de libertad sonora el acervo popular de cualquier rincón del planeta. Artistas que, en su afán de expandir fronteras hasta otros estilos musicales -puede incluso que diferentes del jazz-, se ponen al servicio de esta idea, expresándose en claves estéticas muy apegadas a la tierra de la que proceden. Atendiendo a estos objetivos, el cartel de JAZZMADRID observa atenciones gozosas hacia las pulsiones étnicas y hacia el blues.
De lo primero da cuenta el proyecto Anda-Lutz de Guillaume López, una formación de múltiples identidades ofertada a este festival por cortesía del Instituto Francés. Igualmente, fija el programa el foco de interés en la pareja maliense Amadou & Mariam, la cantante caboverdiana Carmen Souza -dicen que uno de los recambios de la leyenda de Cesaria Evora-, la guineana Alana Sinkey, el musico tuareg Bombino, el dúo del bajista y cantante camerunés Richard Bona y el pianista cubano Alfredo Rodríguez, o la cantante Arooj Aftab que, desde Lahore, en Pakistán, ha prometido demostrarnos cómo es su forma de entender el jazz con reminiscencias de Abbey Lincoln, pero también de una cantante pakistaní tan singular como la tradicionalista Abida Parveen.
La casa común del blues
Y en idéntica situación se encuentra el blues, un apartado que vuelve a quedar en manos de uno de los mejores representantes transocéanicos de este estilo: el musicólogo, guitarrista y cantante Corey Harris. La sabiduría de Corey radica en saber mixturar con gran habilidad las esencias del sonido del Delta con otras músicas de equivalente carnalidad: ska jamaicano, bolero, calipso de las Antillas y otro serial interminable de músicas fascinantes, llegadas del gran tesoro cultural que reservan las islas del área del Caribe y de las mencionadas Antillas.
Jazz hecho entre nosotros
Ante artífices de la creación musical tan peculiares, no hay otra opción que mantenerse expectante con el fin de comprobar cuáles pueden ser los espacios de concurrencia entre ellos, y repasar con atención el resto del programa, porque, en él, también se encuentran las citas que depara el jazz que se hace entre nosotros. Destacan en este apartado las comparecencias que, en solitario, materializará el pianista Moisés P. Sánchez, y la del armonicista Antonio Serrano, el pianista Daniel Oyarzábal y el contrabajista Pablo Martín Caminero. Este trío hará paradas en diversas obras de Johann Sebastian Bach, cruzando el espejo y regresando incólume, como lo harán igualmente la Ilu Brass Band, formación de paseo que adornará la ciudad en momentos puntuales; el trompetista Pepe Zaragoza o la violinista, saxofonista y vocalista Elia Bastida, estos dos últimos artistas procedentes del programa Jazz en Ruta, de la AIE.
La expresividad flamenca, esa coloración tan nuestra cuya confraternización con la gran música libre sigue siendo motivo de profundos estudios y reflexiones, es responsable de la aparición en el cartel del saxofonista y cantaor Antonio Lizana; los pianistas Alex Conde, Chico Pérez y Lorenzo Moya; los tríos Carmona, Colina & Bandolero, y Chano, Colina & McGill, y, más centrado en el mundo de la copla, el dúo que protagonizan la tonadillera Martirio con el pianista Chano Domínguez, que repite así presencia en JAZZMADRID. Y, completando el listado de músicos locales entregados a rodear el flamenco, tres guitarristas que, más que envolver este estilo popular, penetran en su núcleo por derecho: Juan Habichuela Nieto yDani de Morón.
En otro orden de cosas, y manteniendo uno de los rasgos que, desde hace años, hacen de esta convocatoria una cita singular, JAZZMADRID desarrolla un apartado dedicado a la docencia, en el que volverá a brillar la savia renovadora de los alumnos de la Big Band del Conservatorio de Arturo Soria; de la Soler Jazz Band de San Lorenzo de El Escorial, y del Creativa Grand Ensemble, de la Escuela de Música Creativa. Esta es la clase de detalles que diferencian JAZZMADRID de otras muestras análogas; incluso de algunas iniciativas que pueden estar desarrollándose en los mismos momentos, en paralelo al festival.
Otras geografías del jazz: Ciudad Lineal y 21 Distritos
Más jornadas. Más sucursales del jazz. Más ideas. Sin interrupción, a lo largo de los años, el certamen ha venido ampliando sus geografías naturales en el Teatro Fernán Gómez Centro Cultural de la Villa, CentroCentro y el Centro de Cultura Contemporánea Condeduque, atrayéndose la atención de fuerzas amigas como las programaciones, municipales y privadas, del Festival de Jazz de Ciudad Lineal, 21Distritos, Jazz Círculo, Jazz con Sabor a Club y Villanos del Jazz. La primera conocerá desarrollo gracias a una docena de conciertos, de entre los cuales no se habían reseñado aún el homenaje al guitarrista Barney Kessel que llevará a cabo el también guitarrista Víctor Antón, y el concierto para niños que protagonizará la agrupación Jazz Divas, evocando el referente histórico de las voces femeninas en el jazz. 21Distritos, por su parte, desvela que su cartel, salvo en el caso del dúo compuesto por el saxofonista Ariel Brínguez y el pianista Iván «Melón» Lewis (ambos entregados a la ejecución de jazz afrocubano), estará compuesto esencialmente por mujeres. Mujeres que cantan como Raquel Vega, Alana Sinkëy, Fátima Rü, Bárbara Calypso, Laura Samo Magalí Sare, esta última acompañada por el contrabajista Manel Fortià.
Jazz Círculo, Jazz con sabor a Club y Villanos del Jazz
Jazz Círculo, cuya colaboración se remonta al origen de JAZZMADRID, albergará en el Círculo de Bellas Artes presencias como las ya enunciadas del trío de la pianista coreana Songah Chae, el quinteto del saxofonista Andreas Prittwitz, y el recital de la cantante caboverdiana Carmen Souza. Todas son actuaciones que asientan el jazz en el preciso instante que vivimos. Cultura para la memoria que es memoria de la cultura. Cultura de la indivisibilidad, de la vocación por componer un todo a partir de las partes, a la que JAZZMADRID sigue atenta integrando las programaciones que tienen previsto desarrollar en este otoño la asociación Madrid en Vivo a través del ciclo Jazz con Sabor a Club, y, tal como avanzábamos, la programación autónoma de los ya mencionados Villanos del Jazz, enseña que, a estas alturas, es socia natural de JAZZMADRID.
Cuando se redactan estas notas urgentes, el cartel de Jazz con Sabor a Club aún se encuentra en fase de confección, pero Villanos del Jazz, además de compartir de cuatro años acá conciertos en régimen de coproducción con JAZZMADRID -como lo hace igualmente el Festival de Jazz de Zaragoza-, nos invita a repasar una parte de su programación. Desde el 13 de septiembre y hasta el 30 de noviembre, sobre escenas como las del Teatro Pavón, el Auditorio Nacional de Música, la Sala Villanos o los Teatros del Canal, comparecerán artistas como los guitarristas Pat Metheny, Robben Ford y Gary Clark Jr.; los trompetistas Avishai Cohen, Christian Scott y Erik Truffaz; las big bands Jaco Pastorius Tribute, y la Sun Ra Arkestra;; la bajista Kinga Glyk, o las formaciones de jazz contemporáneo, Robben Ford, Alex Conde, Gogo Penguin y Blue Lab Beats, o el trío compuesto por Pedrito Martínez, Antonio Sánchez y Michael League, entre otras muchas propuestas.
La música no agota, finalmente, la oferta de esta edición de JAZZMADRID. Es ya característico en los últimos años que el programa se haga público debate, de convivencia y reunión, a través de la realización de una conferencia-audición en la Biblioteca Nacional de España. En esta ocasión, quien firma estas notas analizará, de forma pormenorizada y abierta a las opiniones de cuantas personas tengan a bien acudir al acto, las diferencias que, paradójicamente, unen y relacionan a la culta música occidental y al jazz.
Vivimos una edad de oro en la divulgación y en el disfrute colectivo de la música de jazz, y esto es algo que se impone celebrar por todo lo alto. Algo parecido sentimos los responsables de JAZZMADRID, un festival que siempre supo con exactitud cuál era exactamente el pulso de sus contenidos y que prosigue, un año más, afianzándose como una referencia imprescindible para cuantas personas desean que estos grandes certámenes de temporada sean un muestrario de lo que se está produciendo en el panorama jazzístico del momento. Y el hecho de que la selección incluya valores de todos los colores continúa haciéndolo inmediatamente atractivo. Disfrutemos de ello. Disfrutemos, sin reservas, de todo el jazz que viene.
Luis Martín
Director artístico de JAZZMADRID